"Sólo se volverá clara tu visión cuando puedas mirar en tu propio corazón, porque quien mira hacia afuera sueña y quien mira hacia adentro, despierta" C. G. Jung
Vivir en plenitud es posible cuando elegimos transitar "caminos con corazón".


Semillas para la Vida - Embajada de Paz - Distinción otorgada por Mil MIlenios de Paz y Fundación Paz, Ecología y Arte

martes, 20 de septiembre de 2022

 “Semillas-corazón”

Traigo entre mis manos un puñado de semillas para continuar nuestra siembra… Semillas con historia, semillas con memoria, semillas ancestrales, semillas de amor, semillas-sentimientos, semillas-corazón. 
El terreno está listo para recibir cada una de las semillas-corazón, con la esperanza de honrar nuestros orígenes, nuestra herencia planetaria, nuestro sustento cotidiano y la gran diversidad. Son semillas-corazón que anidarán en cada surco para germinar y expandirse hasta que lo sutil florezca; hasta que se haga visible y sensible para el corazón de cada ser humano y se transforme en promesa amorosa y vital para la casa planetaria que todos habitamos. 
Es momento de sembrar, de canalizar nuestras fuerzas ocultas más poderosas para poder celebrar juntos una buena cosecha. 
Es momento de disminuir el vértigo y las urgencias para obtener resultados “ya”... Porque necesitamos aprender las pausas para reflexionar, pensar; para poder mirarnos hacia adentro, sentirnos, percibirnos y percibir nuestro entorno con mayor sensibilidad. 
Son tiempos que nos piden mayor profundidad y conexión para traer a nuestras vidas claridad de propósitos, sensibilidad y acciones coherentes que afiancen nuestro “ser consciente”. Precisamos experimentar en nuestras vidas mayor coherencia entre el sentir, el pensar y el hacer, para que la coherencia se manifieste amorosamente en nuestros vínculos, en nuestra convivencia, en nuestras trareas cotidianas y en nuestro modo de vivir y de ser.
Pero antes de comenzar la siembra nos propongo despertar todos nuestros canales sensibles para que nuestra conexión sea profunda, para que las palabras se silencien, den espacio a los sentidos y serenidad a nuestra mente y nuestro cuerpo para sintonizarnos con nuestro mundo interno y poder tenderle desde ese lugar "sagrado", una mano amiga al mundo exterior. Porque los sentidos nos hablan en ese idioma sensoperceptivo que nos conecta con lo sutil y lo profundo; que nos vuelve sensibles, capacer de percibir y ponernos en el lugar del "otro yo"; que nos permite ser tejedores de una trama única y sutil que nos reúne amorosamente. Precisamos abrir mente y corazón para renovar nuestra mirada; para dejarnos deslizar amablemente por el mundo de los sentidos, transformándonos en exploradores inesperados de realidades sensibles y de la vida misma. 
Hay semillas de todos los tamaños y colores: semillas como pequeños puntos, semillas como grandes corazones, semillas con cubiertas, semillas semidesnudas….pero todas honran la vida y sus códigos genéticos; son semillas generosas que esperan expandirse, germinar, florecer y dar sus frutos… Así como ellas son nuestras "semillas-acciones" cotidianas: acciones pequeñas, acciones silenciosas, algunas casi invisibles y otras, muy sonoras, enormes, visibles y abrazadoras. Todas ellas se expanden, florecen y dan frutos. Somos sembradores de semillas-acciones, somos sus guardianes, quienes eligen las mejores semillas para la siembra cotidiana; somos responsables de esta minuciosa selección, de cuidar su riego y de acompañar su proceso hasta que den sus mejores frutos. 
Nuestras "semillas–acciones" silenciosas y pequeñas tienen el poder de dar grandes cosechas. Entonces… Pongamos atención en el poder de lo pequeño, de lo silencioso, de lo que a veces pasa inadvertido… porque sólo es invisible para ojos y sentidos distraídos de quienes miran superficialmente las realidades en las que transcurren sus vidas.


lunes, 24 de enero de 2022

La voz que me acompaña... La voz del alma

En estos tiempos de gran intensidad planetaria y alta sensibilidad para los seres humanos, podemos percibir las vibraciones de grandes cambios inminentes, necesarios y urgentes. 

Vamos y venimos en la búsqueda del equilibrio entre el mundo material y el mundo del espíritu, percibiendo una fuerza que tal vez escapa de nuestra comprensión pero que nos impulsa a la búsqueda de un balance entre ambos mundos con el anhelo de encontrarlo, de experimentar la conciencia plena y de alcanzar la “libertad de ser en plenitud”.

Necesitamos mirar un poco más profundo nuestro micro-cosmos de residencia habitual para poder asistirnos, descubrirnos, conocer más certeramente nuestros propios miedos, nuestras partes oscuras, nuestras sombras… y decidir ir más allá, poniendo luz a lo que aún permanezca en la oscuridad. 

Desde que nacemos queremos conocernos, descubrir nuestra identidad, comprender el sentido de la vida y nuestro rol en ella.

Descubrirnos, saber quiénes somos, reconocer nuestro modo de hacer las cosas y conocer el sentido de nuestras acciones nos permite a ser conscientes, “darnos cuenta” y comprendernos y comprender el mundo que nos rodea.

Esto de mirarnos más profundo es una tarea silenciosa, personal y cotidiana; una tarea de tiempo completo de la que somos únicos responsables porque nadie pueda hacerla por nosotros, así como tampoco podemos hacer la tarea que es responsabilidad de otros.

Todo nuestro accionar va dejando huellas; cada huella puede convertirse en inspiración para otras personas poniendo ritmo a los cambios y, cuando ese movimiento comienza, podremos decir que realmente estamos haciendo nuestra parte.

En la vida hay una interacción constante entre el adentro y el afuera, un vínculo ineludible que nos muestra que todo cambio que producimos en nosotros mismos trae cambios en nuestro medio y que todo cambio que acontezca en nuestro entorno necesita que lo acompasemos y nos pongamos en sintonía con él.

En estos tiempos nos vemos "asedidaos" por múltiples estímulos; por comunicaciones que nos muestran hechos cotidianos en los que la vida parecierar carecer de valor; estamos sacudidos por hechos críticos que nos conmocionan individual y socialmente, acontecimientos en los que la reacción desplaza a la reflexión, anestesiando nuestra conciencia y llevándonos a la pérdida de coherencia y a la crisis de valores.

Pero también, simultáneamente, nos está ofreciendo la oportunidad de aprender, de poder observar silenciosamente, de hacernos cargo de nuestras acciones, de asumir responsabilidades, de ampliar nuestros niveles conciencia y expandirla, de recrearnos cada día para pode recalibrar el rumbo y reconocer la realidad en sus múltiples manifestaciones, ampliando así nuestra visión.

Hoy, aquí y ahora, en este tiempo en el que los cambios son urgentes e imprescindibles, nos propongo tomar la decisión de profundizar nuestro contacto con la naturaleza, con su sabiduría, con nuestra propia esencia. 

Nos propongo ser peregrinos silenciosos recorriendo nuestros caminos internos y transformarnos en caminantes de la vida yendo al encuentro de nuestro destino. 

Nos propongo ser viajeros incansables por los senderos del alma, dejando huellas para que otros las vean, con el anhelo que nos acompañen con el corazón en la mano, con la mirada disponible para el asombro y el descubrimiento y con el alma lista para el encuentro a corazón abierto.





lunes, 13 de enero de 2020

Algunas experiencias de vida quedan grabadas en el corazón
CARTA ABIERTA A MIS ALUMNAS DE 5 AÑO “A”- Promoción 1999

Queridas alumnas:
 Es imposible para mí, esperar un poco más para hablarles. Siento que es ahora, el momento de hacerlo y no existen motivos para detener este impulso.

 Falta apenas un puñado de días para que llegue el ansiado momento de recibir sus diplomas de egresadas ’99. Y tan sólo eso, para que inicien un nuevo ciclo de vida.
 Las miro…las escucho… siento…y viene hacia mí la memoria de mis días de egresada, cuando ¡al fin llegaba a la meta de “maestra normal” !!!
 Y les cuento, que hay cosas que ni el tiempo ni las generaciones alteran o modifican. Podrán cambiar los códigos comunes, el lenguaje compartido por los jóvenes… pero los sentimientos profundos, aquéllos que nos dan fuerzas para enfrentar lo nuevo… ésos, perdurarán más allá de los tiempos.
 Muchas veces, mientras transitábamos juntas una parte del camino, me he preguntado cuál sería mi verdadera función con ustedes…
 De algún modo, presentía que había algo más que pararme frente al curso y hablar de historia, o sociología… Sí!, porque sé que todos nos “cruzamos” en la vida, con algún propósito, que por alguna razón más allá de nosotras mismas, no podemos eludir.
 Es la primera vez, que en mis 7 años de docencia en esta escuela, me toca acompañar a los alumnos hasta la “puerta de salida”. Como si estuviera allí, frente a un portal ancho abierto de par en par, y viéndolos, uno a uno, salir en busca de nuevos caminos.
 ¡Tantas veces di la bienvenida a los primeros años! Y ahora, junto a ustedes, viéndolas partir…
 De algún modo siento que yo también cierro un ciclo y les digo ¡hasta nuestro próximo encuentro! Ustedes, las alumnas; yo, “la profe” –así se supone que sea! Pero, a lo largo de estos años, compartimos senderos donde ustedes como yo, aprendimos a encontrarnos con nosotras mismas. También yo fui alumna y ustedes me “enseñaron”. Porque la docencia, es un ir y venir de experiencias mutuas, en las que vamos alternando nuestros roles, más allá de “lo que se dice habitualmente”.
 Cada vez que me veía a mí misma “perder los estribos”, me preguntaba íntimamente, qué era lo que tenía que aprender de esa circunstancia (porque todo ocurre por alguna razón…”nada es azar”).
 Sé que Dios pone a nuestro alcance todos los recursos necesarios para superarnos y “crecer”. Por eso, procuré mantenerme “atenta” en el devenir de las clases, para comprender “mis lecciones”.

Queridas chicas:
¡Gracias! por haberme mostrado el sentido de mi camino.
¡Gracias! porque a través de sus actitudes, acciones y palabras, me permitieron “ver” lo que necesitaba “ver” para “aprender”.
¡Gracias! por permitirme compartir con ustedes parte del Camino.
 Cuando mis fuerzas flaquearon alguna vez, las traía a mi tiempo y espacio de reflexión; de ese modo, rescataba el sentido de mi labor y la energía necesaria para continuar, volvía a mí…
 Estoy segura que más de una vez se habrán dicho: “esto no tiene sentido” o “esto no sirve para nada” o “¿qué tiene que ver con mi vida esto que dice?”…
 Pero puedo decirles también, que cuando recorran los senderos que elijan seguir, verán, que en algunos recodos buscarán “respuestas”… y ahí, por esas cosas que tiene la Vida, sacarán del arcón de los recuerdos aquellas palabras, imágenes, situaciones, que alguna vez creyeron estériles, inútiles y sin sentido… Y como “por arte de magia”, comprenderán –entonces- que todo lo que vamos recibiendo a los largo de nuestro viaje por la Vida, absolutamente todo, tiene un SENTIDO, una RAZÓN DE SER.

Queridas alumnas y compañeras de esta parte del camino:
 Tienen en sus manos algo precioso y sagrado; algo que deben Amar y Cuidar; algo de lo que son únicas responsables: sus propias Vidas.
 Sean fieles intérpretes de la voz Divina a lo largo del camino que elijan seguir. Déjense guiar por ÉL y que absolutamente nada ni nadie se interponga entre ÉL y ustedes. Es así que podrán orientar sus propios pasos para cumplir sus propios destinos.
 La Vida irá poniendo ante ustedes, todo tipo de experiencias agradables unas y desagradables, otras… No se dejen vencer por las dificultades y sepan encontrar  la “oportunidad de aprender” en cada circunstancia, aún en aquéllas que más les molesten o duelan.
 Recuerden que la Vida es LA ESCUELA; la más importante a la que asistimos desde que nacemos hasta que “partimos”. Es aquélla que nos exige “asistencia perfecta” y en la que, más de una vez, nos tocará dar “recuperatorios” para poder continuar.
 Recuerden también, que el Amor hace todo más fácil…
Amen, sin esperar devolución, sin diferencias ni discriminaciones…
Amen todo lo que hagan y lo que son, más allá de lo agradable o desagradable…
El Amor ES…más allá de las personas…
El Amor inunda toda la Creación y ha de ser el fiel compañero de nuestras acciones; de las palabras que elijamos decirnos y decir a otros… el que nos ayude a rescatar –aún de las experiencias ingratas- esa chispa de luz y de sabiduría, que necesitamos para seguir, para Crecer y para Comprender…
El Amor es también la VERDAD; sean sinceras con ustedes mismas y con los demás.

Cuando comencé a escribirles, creí que sería una carta para acompañarlas en la “salida del 5° año”… y resultó ser algo así como “confidencias del alma” y “consejos de Vieja Vizcacha”!!! (según dice el Martín Fierro)

Por eso, puedo contarles por ejemplo:
Que  amo “enseñar-aprender”
Que por eso elegí “dar clases”  poniéndome “frente y junto a los alumnos”
Que cuando las cosas no salen como quiero o como me gustan, antes de “renunciar”, busco COMPRENDER
Que -a veces- me resultó difícil dar alguna clase, porque me faltaba inspiración, o no permitía que apareciera
Que  las motivaciones de todo lo que hacemos están “adentro” de cada uno de nosotros (y no afuera)
Que cuando estuve atenta para escuchar “la voz de mi alma”, pude darles lo mejor de mí, en el momento justo y del modo correcto.
Una vez más, ¡GRACIAS! queridas chicas por permitirme expresarme en libertad; porque más allá de nuestras coincidencias o diferencias; de nuestros encuentros o desencuentros, siempre sentí la posibilidad de ser también, aquella persona capaz de brindar cosas que podrían serles útiles algún día… quizás…

Cuídense mucho; sean prudentes, sigan sus sueños y transiten caminos “con corazón”…sean felices!
Las llevo en mi corazón.
Hasta siempre! 
Qué la Luz Divina SEA en ustedes!
 Bs.As. 29-9-1999   Mónica (la “profe” de historia y sociología)